Navidad 1809

Estimada Margaret. Nos encontramos de nuevo en fechas navideñas y queremos aprovechar para enviarte nuestra felicitación y nuestros mejores deseos para este próximo año 1810 que se aproxima. La nieve ha caído una vez más en el Valle del Río Ebro, lugar en donde disponemos de una casa en la que, hace años, vivimos muy buenos momentos, cuando la paz reinaba todavía en nuestro país, y donde tenemos por costumbre venir a disfrutar de la temporada invernal.
Me gustaría poder contarte buenas noticias... pero no es así. En España prosigue la guerra contra Napoleón y las aguas se encuentran muy turbias. El año pasado de 1808, mi esposo y yo viajamos a Astorga para conocer de primera mano qué sucedía en la batalla contra los franceses, después del sangriento levantamiento que se había producido en Madrid unos meses antes, en Mayo. Desde el primer momento tuve un fuerte presentimiento de que algo terrible sucedería... y, en efecto, el ejército español acabó perdiendo aquella batalla después de una sangrienta lucha que pudimos presenciar casi en primera fila.
He de contarte una confidencia...verás, mi esposo y yo pudimos ver al mismísimo emperador Bonaparte en su campamento, acompañado de una mujer vestida con un abrigo color mostaza... vimos como llegaba en su carruaje, solemne e implacable, capitaneando un grupo militar que le acorazaba... y seguimos los acontecimientos detenidamente para estar al corriente en primera mano de qué sucedía... Fue realmente horrible ver cómo nuestras esperanzas se venían abajo... ver a los muertos y heridos que se sucedían en la sangrienta lucha... El Emperador acabó triunfante, paseando su éxito por los campos de batalla y sometiendo a todos los que se habían levantado en contra de su Tiranía.
Mi esposo y yo huimos rápidamente en nuestro carruaje a contar lo sucedido a nuestros amigos y familiares y desde entonces no hemos descansado pensando qué podemos hacer de ahora en adelante.
Te adelanto, querida Margaret, que no vamos a darnos fácilmente por vencidos.
La Junta de Defensa de este valle y sus alrededores está conformándose entre la burguesía de la zona... y mi esposo es uno de sus dirigentes. Está, incluso, dispuesto a dejar en segundo plano su profesión de médico para dedicarse en cuerpo y alma a la defensa de nuestro territorio. Si no lo hace así, ve peligrar todos sus logros y todos sus negocios, conseguidos hasta este momento con mucho esfuerzo. En las conversaciones que mantiene en la Biblioteca de nuestra casa con otros integrantes de la Junta de Defensa les he oído decir que, incluso, en un futuro próximo podrán contar, otra vez, con militares llegados de Inglaterra y de Portugal. Junto con el ejército español e integrándose en sus filas, quieren conformar una resistencia fuerte para vencer al ejército francés.
Siento temor, no puedo evitarlo. Corren malos tiempos. La guerra me intimida y me aterroriza volver a ver los horrores que he visto en otras batallas... pero no queda otro remedio. El Emperador es un poderoso enemigo que conoce muy bien el arte militar, y, sin duda, este es un momento de gran debilidad para quienes nos oponemos a él.
El día de Navidad, después de cenar e iluminados tan sólo con la luz de la luna y de nuestras velas, nos acercaremos al río Ebro a contemplar el inmenso cielo estrellado de estas tierras y a rogar a las estrellas fugaces que nos traigan buenos augurios. Cenaremos asado y buenas viandas al calor de la chimenea, porque afortunadamente, en nuestra familia seguimos sin pasar escaseces, pero rezaré al Señor para que vengan tiempos mejores.
Te envío esta carta con la máxima seguridad para que llegue a su destino y puedas leerla, querida Margaret. Me gustaría poder viajar a verte a Inglaterra en este próximo año que se avecina... pero probablemente no me sea posible, dado cómo están las cosas por aquí, y, más que nunca, mi esposo me necesita a su lado. Te llevo en mi corazón, a ti y a toda tu familia.
Feliz Navidad. Con mucho afecto.

Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun.
“La Sra. William Chinnery”. 1803




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Autora del cuadro: Marie Louise Élisabeth Vigée Lebrun. “La Sra. William Chinnery”. 1803
"Giovanni Battista Viotti (1755–1824) is remembered as one of the foremost violinist-composers of his era, even perhaps, as Yim claims, one of the best to have lived. His career took him to many countries, Italy, Switzerland, Germany and France among them, but it was England that was most important to him, through his association with the Chinnery family."
Extraído de: Denise Yim, Viotti and the Chinnerys: A Relationship Charted through Letters Aldershot, Hants.: Ashgate Publishing Limited, 2004. ISBN 0 7546 3161 3. 312 pp., 8 pp. b&w plates
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